sábado, 26 de diciembre de 2009

I'm Yours

Cualquier forcejeo era inútil. Lo sabía. No obstante, decidida a hacer su tarde más llevadera, golpeó a su presa por si a ésta se le ocurriera la fatal idea de oponer resistencia. En la radio sonaba “I’m yours”, qué paradójico.

-Esto para que no olvides que cuando yo digo NO, es NO –gritó mientras estrellaba su cabeza contra la pared.

¡¡¡CLON!!! El inesperado contacto con el gotelé sonó tan seco como la caída al suelo de un melón de kilo y medio desde cualquier brazo. Primera batalla ganada. Tal y como pretendía, su víctima quedó aletargada. Un buen golpe en la cabeza nunca falla. La sangre corría por su frente. Impávida miró su propio reflejo en el cristal de la mesa. Nunca antes se había adivinado tan perversa, tan capaz de infringir en alguien tanto dolor, tan vacía de culpa. Lanzó un inesperado beso allí donde su boca sólo era un reflejo horizontal. “Guapa”, se advirtió a sí misma.
El ladrido lejano de un perro aún más lejano la trajo de vuelta a la realidad de la habitación. El momento había llegado. Ya era hora de poner fin a aquella absurda pantomima. Rodeó despacio, m u y d e s p a c i o, su flexible cuello con las dos manos y saboreó el momento. Cerró los ojos para concentrar toda su energía en las yemas de sus dedos. De todos modos no le apetecía mirar aquel horror. Para qué. Le bastaba con saber que había dejado de respirar. Y entonces ocurrió. Sus músculos se tensaron, luego se relajaron junto a sus esfínteres (músculos al fin y al cabo), se hizo el silencio y todo terminó. Por fin era libre.



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