sábado, 8 de enero de 2011

Déjame caer

Esta tarde me he saboreado pensando en ti. Me he reconocido sonriendo a la nada mientras mis manos enfilaban decididas el camino que ya quisiera que asaltaran tus labios. Húmedos. Acuosos. Resueltos, dispuestos y valientes. Despacio, vida. Muy despacio. Sin prisas. Sin tiempo. Con ganas. Con muchas ganas. Conquistando un gemido por cada segundo que pasas sobre mí convertida en vapor. Vapor que inhalas y exhalas a tu antojo. Una y otra vez. Una y otra vez. Hasta hacerlo tuyo. Viciado. Lejano. Transformado. Ajeno a mí.
Esta tarde he tenido que cerrar los ojos para imaginarte aquí. Preposicionalmente aquí. A un lado y a otro. Ante mí. Bajo. Cabe. Con. Contra. De. Desde. En. Entre. Hacia. Hasta. Para. Por. Según. Sin. Sobre. Tras. Asiendo con fuerza mis caderas. Tras. Enredando tus dedos en mi pelo. Robándome el aire. Estudiando mis acelerados movimientos a cámara lenta. Mi cuerpo desnudo. Ausente. Impulsado. Mi cuerpo. Por el deseo. Sólo por él. Por ti.
Esta tarde he decidido callar porque callas. Porque ya no engendras palabras para mí. Y me adentro desorientada en el silencio susurrando tu nombre por si decides volver. Déjame caer, vida. Sola. Tremendamente sola. Felizmente sola. Como cuando me faltas. Como cuando te intuyo. Cuando me huyes. Cuando te busco. Sonrío. Distraída. Mientras muerdo mi labio inferior. Sonrío. Y te busco.
Esta tarde he aprendido a preferirme a mí. Recién horneada. Dulce. Tierna. Caliente. De postre. Light. Sí, déjame caer. Ahora y siempre. Desata tus piernas. Suelta mi mano. Y déjame caer en la inmensidad que abarcan tus invisibles brazos. Déjame caer. Despacio, vida. Muy despacio. Sin prisas. Sin tiempo. Con ganas. Con muchas ganas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario